Valeria siempre había sido una persona perfeccionista y dedicada. Trabajaba como editora en una revista de moda y, aunque su carrera la apasionaba, la presión constante por cumplir con los deadlines y mantener altos estándares comenzó a afectarla. Con los años, Valeria desarrolló una ansiedad que poco a poco se fue apoderando de su vida. Lo que empezó como un nerviosismo antes de las reuniones importantes, se transformó en ataques de pánico que la dejaban paralizada en su oficina y noches sin dormir, con su mente atrapada en un torbellino de pensamientos.
Cansada de sentirse así, Valeria probó diferentes métodos para aliviar su ansiedad: desde meditación y yoga hasta terapia tradicional. Aunque algunas cosas le ayudaban momentáneamente, ninguna lograba calmar sus pensamientos por completo. Fue entonces cuando su amiga Clara, una entusiasta de los métodos alternativos, le habló del Tapping, también conocido como Técnica de Liberación Emocional (EFT, por sus siglas en inglés). Valeria estaba escéptica, no podía imaginar cómo golpear suavemente ciertos puntos de su cuerpo mientras repetía frases podía hacer alguna diferencia. Pero, con nada que perder y mucho que ganar, decidió darle una oportunidad.
Una tarde, tras una intensa jornada de trabajo, Valeria se sentó en la sala de su departamento. Encendió una vela y puso música suave, intentando crear un ambiente de calma. Clara le había explicado que el Tapping combina principios de la acupuntura con la psicología moderna: consiste en dar ligeros golpecitos en puntos específicos del cuerpo mientras se verbalizan afirmaciones que ayudan a liberar emociones negativas. Valeria empezó tocando suavemente con las yemas de sus dedos los puntos en su cara y cuerpo, siguiendo un tutorial en video. Comenzó con su preocupación más grande: “Aunque me siento abrumada y ansiosa, me acepto profunda y completamente”.
Al principio, Valeria se sintió extraña, casi tonta, pero a medida que repetía las frases, algo empezó a cambiar. Sintió como si un peso invisible se levantara de sus hombros, un alivio que nunca había experimentado con otras técnicas. Su respiración se hizo más profunda y su mente, por primera vez en semanas, se sintió tranquila. Sorprendida por los efectos inmediatos, Valeria continuó practicando el Tapping diariamente, incorporándolo en su rutina matutina y cada vez que sentía que la ansiedad volvía a aparecer.
Con el tiempo, Valeria comenzó a explorar las raíces de su ansiedad mientras hacía Tapping. Se dio cuenta de que mucho de su estrés venía de su necesidad de ser perfecta y del miedo constante a no ser lo suficientemente buena. Golpeando los puntos de Tapping y repitiendo frases que contrarrestaban estos pensamientos, Valeria aprendió a aceptar sus imperfecciones y a reconocer que su valor no dependía solo de su rendimiento en el trabajo. Su ansiedad, que antes la dominaba, empezó a ceder.
Una tarde, mientras caminaba por el parque, Valeria se dio cuenta de que algo había cambiado profundamente en ella. No estaba esperando el próximo momento de estrés; estaba disfrutando del presente, algo que no había hecho en años. Se sentó en una banca, cerró los ojos y se sintió en paz. Su ansiedad no había desaparecido por completo, pero ahora sabía cómo enfrentarse a ella sin dejar que controlara su vida.
La práctica del Tapping no solo ayudó a Valeria a manejar su ansiedad; también le dio una nueva perspectiva sobre sí misma y sobre la vida. Comenzó a vivir de manera más plena, reconociendo sus emociones sin juzgarlas y usando sus manos, no solo para trabajar, sino también para sanar. Esta técnica, tan simple pero poderosa, se convirtió en su ancla en los momentos de tormenta. Y aunque los retos en su trabajo y su vida personal seguían ahí, Valeria ya no se sentía indefensa frente a ellos. Había encontrado, en sus propias manos, el poder para liberar su mente y encontrar paz.
Hoy, Valeria comparte su experiencia con otros que, como ella, buscan una salida al laberinto de la ansiedad. Su historia es un recordatorio de que, a veces, las soluciones más simples pueden tener un impacto profundo, y que nunca es tarde para encontrar una nueva manera de sanar.
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